La mula se llevó el belén

Buenas noches a todos, a finales de noviembre y en puertas de Diciembre.

No sé vosotros, pero tradicionalmente en mi tierra, por estas fechas en los colegios se estaba ensayando los teatros o típicas actuaciones para las representaciones de fin de trimestre y pre-navideñas. También se estaban empezando a plantear los belenes de plastilina o dibujos propios de estas fechas, así como empezaban a prepararse los disfraces de pastor/a, angelitos, San José y Virgen María. (Este post no va sobre religiones, intentemos dejad esa perspectiva a un lado)

Y la verdad es que me ha entrado mucha nostalgia y un punto muy fuerte de pena. El por qué os puede parecer absurdo o sin sentido, y es que me ha venido a la mente algo muy claro: mi hija no lo hará. Mi hija no se vestirá de pastora, ni participará en teatritos propios, tampoco ensayará esas canciones que resuenan una y otra vez en la cabeza de más de uno y de dos (…pero mira como beben los peces en el río…)

Pero es que es fuerte saberlo. He crecido con eso y sé que mi hija no lo tendrá si no es que lo hacemos en la particularidad de casa, y eso tampoco es. Siento pena, sinceramente, mi hija no lo hará.

Habrá quien crea que es algo tonto y que mi hija es muy afortunada por eso, yo les digo que me parece absurdo dar vacaciones de Navidad y no tener los Reyes; me parece absurdo criticar las cosas, pero tenerlas e igualmente celebrarlas (porque por mucho que lo critiquen, todos los años los tienen)

Sé que lo mejor es intentar dejar a un lado estos pensamientos, y no os preocupéis que a un lado se quedarán porque donde estamos las costumbres son otras…pero me da pena, las mías no estarán. Por suerte mañana será otro día y otros pensamientos vendrán a mi mente.