Os contaba que me llevaban a paritorios… lo que no os he contado es que, esto sucede a finales del mes de Octubre, pero yo llevaba en Sevilla desde finales de Agosto. ¿Por qué tanto tiempo previo? Mi marido tenía que trabajar y yo no podía volar en ese estado… de hecho creo que no volaba desde mediados de Abril.
Estaba en casa de mis padres, muy
bien cuidada y atendida (¿quién me va a cuidar y querer mejor que mis padres?)
Pero imaginad…mi marido se perdió las tremendas patadas que me daban mi pequeña
bailarina (lo que le gustaba dar saltos por la noche) Yo le mandaba vídeos de
absolutamente todo mediante whatsapp, para hacerle partícipe de todo,
hablábamos muy seguido… Poneos en el lugar de este hombre si encima se pierde
el parto, no podía ser, no lo podía permitir… Igual fue por este convencimiento
que tenía que la pequeña decidió no salir.
Ya en la sala de paritorios no
estaba nerviosa, de hecho estaba hasta relajada “No hay marcha atrás, es el
momento” pensaba. En mi vida he estado más segura de algo, sabía que todo iba a
ir bien, no había duda alguna.
Los monitores marcaban que había
ciertas contracciones, pero demasiado espaciadas; las constantes de la pequeña,
perfectas, “vamos a ponerte una bolsa de oxitocina” me dijeron, “así se animará
a salir” Mi médico vino a verme, “no te preocupes, todo está en marcha, de aquí
a un rato tendrás a tu hij@ en brazos” (la arroba es porque no estaba muy
seguro de que fuese una niña… sí, como lo leéis)
He de decir que me trataron muy
bien, mi médico, los auxiliares, el anestesista y el segundo matrón. Por suerte
para mí me cogió el cambio de turno, digo “por suerte” porque siempre dicen que
se puede tener esa desventura si estás contento con el que te toque…pero lo que
es yo, sentí gran alivio. No sé si tenía un mal día o si era, de manera
general, tan ruda…solo sé que cada vez que iban a revisarme me entraba una
congoja de tres pares de narices…y no voy a describir cómo me rompió la bolsa
porque es un muy mal recuerdo que tengo, el único.
Pasaban las horas y las
contracciones eran más regulares y en menor tiempo, pero aún demasiado, así que
me pusieron una segunda bolsa de oxitocina. Estoy hablando que serían ya
pasadas las tres de la tarde, casi las 4 más bien. Esa fue la señal. Coincidió
con que me vino a revisar el matron “Estás de 4 centímetros, voy a llamar a tu
médico porque la niña está aquí ya” ¿¿Cuatro centímetros y no me he enterado??
Llegó el anestesista, me pusieron la epidural y la incomodidad tras tantas
horas tumbada, desapareció. Sentía frio y temblaba, no podía controlarlo “Efectos
secundarios de la anestesia”
A las cinco menos cuarto llegó mi
médico, me revisó y corriendo se pusieron a prepararlo todo. Muy amablemente
las auxiliares me ayudaron a subir las piernas en el “potro” (como yo lo
llamo), me dieron unas gasas para ayudarme a hacer fuerza en el momento de las
contracciones.
“Ahora debes controlar la
respiración, por efecto de la anestesia no lo vas a sentir, pero yo te indicaré
cuando tienes que empujar con todas tus fuerzas”
Fueron tres los empujones…rompí
las gasas de tirar…y oí su llanto…
Estaba con nosotros ya…
A las 17.15 nació la luz de mi
vida… Una hermosa niña que medía 51 cm y pesaba 3’510 kg…
Me hiciste llorar!!!! Ay!!! Muaks
ResponderEliminarEspero que de alegría y no por mi lamentable manera de escribir xD jajaja tengo que ponerme más fírmemente en esto... pero tenía que contarlo. Desde luego que lo he hecho desde el corazón ;-)
EliminarQué bonito!! Algún día tendré que subir yo el parto de mi pequeñaja. Esa vino rápido, rápido, nada que ver con la mayor
ResponderEliminarDicen que cada parto es completamente diferente, pero cuando es el segundo o más, la cosa se abrevia (no sé qué habrá de cierto en eso o si es connu simplemente ^^)
EliminarJo que emotivo, me ha encantado :) !!
ResponderEliminar@eleni_taa
^^ Es una experiencia única que no podía dejar de contar, sobre todo ahora, que estamos muy cerca de su primer aniversario ^^
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